sábado, 21 de marzo de 2020

Calentones de cabeza (y para otros quizás de otras partes del cuerpo)

El problema que hoy me molesta es el de la gente chismosa e irrespetuosa.

Antes de la cuarentena me acosté con un chico (topic para luego), y hoy ha venido mi ex a preguntarme sobre ello. Estábamos hablando de algo totalmente diferente y me ha soltado la pregunta sin más ni más, esperando a que le respondiese si había pasado algo con él y el qué. Súmale el que no me quiera decir quién le ha dicho eso.

Y no sé de qué me sorprendo de seguir encontrando a esta persona tan decepcionante una y otra vez. No sé por qué, quizás se me olvide de vez en cuando, pero la conclusión es la misma. 

Siento que últimamente estoy mejor, finalmente entendiendo y aceptando y dejando ir el sentimiento. Como que un par de charlas interesantes y la posibilidad de tener buen sexo con él no compensan por todos los dolores de cabeza y decepciones que me trae este chico. No sé, como que me empieza a dar esa sensación, no?

En fin, así es como me he sentido. Me ha parecido una forma de comportarse muy indiscreta e irrespetuosa. Y no sé si quizás lo aborrezco doblemente por venir de él - en realidad está bastante claro que sí - además de que no me gusta hablar de mis intimidades. No sé cómo habría reaccionado si me lo hubiera preguntado otra persona. Quizás le habría dado largas hasta que pillase el mensaje - "qué coño te importa" - o quizás incluso se lo hubiera contado, depende de cómo me encontrase yo de humor ese día. 

Pero qué coño hace él, de todas las personas, creyéndose con derecho a tomarse esas confianzas de preguntarme como si nada que qué ha pasado. No seré yo su entretenimiento erótico de la cuarentena. Que vaya a ver porno a algún sitio o se escriba su propia novela.

--------------------------------------------------------------------------------------------------

Hmmm, de todo esto yo no sé si es que mi molestia se debe a mi reticencia en general para compartir sobre mí o si en especial por el sexo, y si eso tiene que ver con algún tipo de "frigidez" por llamarlo de alguna manera, o de otra forma, por tener una visión todavía clásica del sexo. Pero no creo que sostener el sexo como algo importante sea conservador. No lo estoy santificando en el sentido católico, sino guardándomelo como algo personal, privado y especial a mi forma. 

Y claro que voy a tener especial fiereza por compartir esa parte de mí, no solo por el lugar que ocupa dentro de mis intimidades, sino porque es un campo que aún sigo explorando y descubriendo y en el que todavía no me siento ultra cómoda, ni haciéndolo ni discutiéndolo con otros, y merezco tener mi espacio para sentirme cómoda en el sexo sin intrusiones externas.

Y no necesito decirle esto a mi ex. Y no voy a hablar más sobre él en este tema.

lunes, 9 de marzo de 2020

Identidad visual

Ayer decidí raparme un trocito de pelo. Sobre la oreja izquierda, un undercut en la zona de la patilla. Apenas se ve, pero un poquito sí y la verdad es que estoy obsesionada con ello. Aunque pensé que sería más suave.

Durante muchos años ya me ha rondado la idea de cortarme el pelo muy corto, a lo garçon, e incluso raparme. Hace poco también he pensado en teñirme el pelo de verde. A veces voy toda vestida de verde, pantalones y sudadera. Con el pelo también sería ya bastante cómico.

La escuela me está animando a explorar mi identidad visual. El pelo, la ropa, los piercing, el maquillaje... (aunque poco a poco eh). Me abre la mente ver a todas esas personas tan alternativas que viven su imagen de forma experimental. Me mola la idea de arrebatarle a tu aspecto su importancia y su seriedad, su papel de incluirnos (y recluirnos) en sociedad, en un grupo, en una moral; y en su lugar utilizarlo como herramienta para explorar libremente tu propia identidad, utilizando el poder de tu imagen en beneficio personal. 

Y me gusta que en el espacio de la escuela, esa exploración no se lea como un acto revolucionario o político, como muchas veces ocurre, sino un simple experimento que no afecta o repercute más allá del ámbito personal de cada uno - y que sin embargo inspira.

domingo, 8 de marzo de 2020

El 8M y el conflicto de ser feminista

Hoy me siento en conflicto conmigo misma. 

Hoy ha sido la manifestación del 8M y no he ido y no quería ir y he estado todo el día sin hacer nada por el sentimiento de que debería ir.

Tengo todavía sentimientos encontrados por la manifestación. Me parece un evento super importante y significativo para la identidad y visibilización del movimiento, pero al mismo tiempo hay cosas que no termino de entender, de conocer, de encontrar en qué lado me posiciono. De tener claros los ideales o la moral que tengo, para poder llamarme feminista y poder comprometerme a cumplir lo que ello implica en mi cabeza. Vivir haciendo un esfuerzo por ser consciente, viendo cómo es el mundo e intentando hacerlo un poquito mejor para las mujeres (y los hombres con ciertas cosas), mejorarlo en general. Y quizás todavía no siento que estoy en ese punto, y eso me impide de alguna forma creer que tengo el derecho (y la responsabilidad también) de ir y apoyar la manifestación. De ser lo bastante fuerte o implicada como para tomar esa responsabilidad. No sé si quiero tomarla. 

Y quizás por eso me cuesta tanto ir, porque no es fácil el papel que se ofrece, cansa mucho a veces, es desagradable y poco agradecido en muchos casos. Es cambiar muchas cosas y a veces da miedo. El tener que enfrentarse a verdades feas o el tener que entrar en conflicto con personas, incluso con aquellas a las que quieres. El tener que tomar decisiones, a pesar de las dudas que puedas tener sobre lo que estás haciendo.

Al final es el camino hacia el control sobre una misma y sobre tu vida. Aprender a conocerse a una misma escucharse y encontrar la fuerza para seguir tu camino y enfrentarte a aquello o aquellos que se interpongan y dejar atrás caminos o personas que no están ahí para ti.

Y sé que todo esto no debería impedirme ir a la manifestación. Después de todo soy mujer y quiero un cambio, y de eso va la huelga, dejando a un lado todas las dudas o lo mucho que tenga que aprender y crecer todavía dentro del feminismo - dentro de ser una mujer - dentro de ser una persona que se sostenga a sí misma y conozca su voz y su fuerza.

Quizás tenga que tomar el 8M como algo para encontrar esa voz y esa fuerza, para sentirla. Para reconocerla y escucharla en la voz y en la fuerza de todas las mujeres que marchan conmigo y sentir la hermandad.

A veces no resulta fácil esto, pero aunque no siempre sea coherente, el rumbo fijado es hacia delante. Y aunque todavía haya muchas cosas que no hago bien o que no están bien y aún no he cambiado, el verlas ya es un paso. Y sentirme mal por ello viene de empezar a ver claro, y al final esa es la única forma que tengo de poder cambiarlo.

Al final solo podemos mejorar aquello que nuestra mano alcanza y no despreciar ni los avances más pequeños. Todo suma y los grandes cambios llegarán a partir de la suma de todos los pequeños cambios.

Me alegro de poder hablar de esto, de que esto esté ocurriendo, dentro de mí y en el mundo. Me siento afortunada incluso aunque me sienta mal. Son dolores de crecimiento.

Quisiera escribir sobre la tierra en mí, sobre la madre-mujer-creadora de todo  en mí, recuerdos latentes que no son míos  pero me pertenece...