Y quizás sea un favor.
Porque ahora duele, pero no mata;
porque te quiero, pero no te amo.
Porque todavía no me he acostumbrado
a verte y a tocarte,
a abrazarte y a cuidarte,
todavía estoy a tiempo de olvidarte.
Porque aunque todo lo que quiera
sea perdonarte
y busque cualquier excusa, cualquier detalle
para hacerlo, para arrepentirme
y pedirte que vuelvas y me beses
y me abraces y me limpies las lágrimas,
tú la vuelves a cagar
y me vuelves a decepcionar.
Una
y otra
y otra vez.
Tengo suerte de que te hayas dejado ver tan pronto,
antes de haber aprendido a amarte de verdad,
antes de no poder vivir sin ti.
Aún puedo decir adiós.
Óyelo.
Adiós.
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