Querido desconocido:
No sé si esta carta llegará a alguna parte, ya que las demás parecen haberse perdido por el camino, pero si por suerte ha caído en tus manos, solo te pido que leas las palabras de un hombre sin esperanzas.
Llevo en esta isla más días de los que puedo recordar, unos interminables días en los que he tenido mucho tiempo para pensar. He pensado sobre la vida, sobre la muerte, sobre mí mismo, pero sobre todo he pensado en ellas. No pasa un solo día en que no me sienta culpable por la muerte de mi esposa y mi hija. No paro de darle vueltas una y otra vez a lo que podría haber hecho diferente ese día. Quizás si hubiera revisado la avioneta antes de despegar, los motores no habrían fallado; o quizás si hubiese controlado mejor los mandos, el viento de tormenta no nos habría lanzado en picado hacia las olas. Quizás si hubiera tenido más fuerza para luchar contra la marea y no hubiese soltado la mano de mi hija, ahora estaría viva. Quizás, quizás.... me atormentan el recuerdo y las posibilidades.
Aunque hay otros momentos en los que agradezco que no tengan que pasar por el infierno de estar en esta isla. Con una costra permanente de sal y arena sobre la piel, con la imposibilidad de comunicarte con el mundo exterior ni saber si llegarán a rescatarte o morirás aquí, consumido por el sol.
Miro a mi alrededor y observo la misma desolación que hay en mi corazón. Una superficie yerma y vacía, donde no crece ni una brizna de hierba y cuya única sombra me la proporciona una roca solitaria. Más allá de eso solo se ve una extensión de mar azul hasta donde alcanza la vista, en cualquier dirección en la que mires.
Todo este tiempo he logrado sobrevivir gracias a una caja de provisiones que las olas arrastraron a la playa, junto con los restos del fuselaje del avión; además de un cuaderno y unas botellas de whiskey, que han sido lo único que me ha ayudado a sobrellevar el dolor. Pero las provisiones se han acabado y en la última botella que me queda envío esta carta. En ella no pretendo pedir auxilio, sino simplemente despedirme y dejar constancia de que existí. Por eso te pido, desconocido, que nos recuerdes: a ese hombre culpable y su familia, que murieron olvidados por el resto del mundo y cuyo único legado será esta carta.
Ya solo me queda esperar la muerte y en parte lo deseo, porque así podré volver a encontrarme con las dos únicas personas que hacían que mi vida tuviera sentido.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Quisiera escribir sobre la tierra en mí, sobre la madre-mujer-creadora de todo en mí, recuerdos latentes que no son míos pero me pertenece...
-
Y quizás sea un favor. Porque ahora duele, pero no mata; porque te quiero, pero no te amo. Porque todavía no me he acostumbrado a verte ...
-
¿Es mejor huir o enfrentar los problemas? Yo siempre he sido mucho de huir, se me da muy bien hacerme la tonta, dejarlo pasar y hacer como...
-
Hubo un tiempo en que tus manos sostenían la materia
No hay comentarios:
Publicar un comentario