Escribo de nuevo desde el bus, de camino a la uni. Me mola aprovechar estos momentos para actualizar, sobre todo porque de todas formas en el bus siempre me pongo a pensar. Me gusta mucho, se siente como en casa cuando no hay mucha gente. Y el trayecto se ha convertido en una pausa obligatoria en mis frenéticos días.
Lo disfruto sobre todo por las mañanas, cuando el sol entra por los ventanales y me calienta y me recarga de energía tranquila y positiva. Los de la noche se hacen un poco largos, porque tengo que llegar a casa y ponerme a hacer cosas. [...]
Una de las cosas en las que no puedo evitar pensar en el bus es el Gato. Doy muchas vueltas en mi cabeza, lo pienso demasiado. Por eso no quiero escribir mucho sobre ello.
Por él estoy bien, pero también estoy mal. No sé qué es lo que siento realmente por él. Ojalá pudiese diferenciar lo que pienso que siento (lo que está influenciado por lo que me han enseñado que es el amor y de cómo serían las relaciones), de lo que realmente siento; y eso a su vez, de lo que yo pienso que debería sentir, por ser yo tan abierta de mente, por esa imagen de mí misma a la que quiero llegar.
Me gustaría poder dejarme llevar, ser como el agua o el viento, e ir de aquí para allá, dando vida, viajando caprichosamente. Dejar que las relaciones se desarrollen de forma natural, sin forzar, sin poner limitaciones u obligaciones. Y lo del Gato, es ese tipo de relación que yo pensé que quería, que pensé que es lo mejor. Yo siendo ese tipo de persona que tiene ese tipo de relaciones.
Con 'ese tipo de relaciones' me refiero a relaciones abiertas, no exclusivas. Para mí significa libertad, mente abierta, natural, bohemio. Tiene todas esa cosas a las que yo aspiro.
El único problema es que no sé si es para mí. No sé si realmente yo soy ese tipo de persona y puedo encontrarme cómoda y segura en una relación así.
Mi mayor problema es ese: la inseguridad. El no saber por qué le gusto, por qué me desea, por qué ahora. Qué es lo que quiere o espera de mí, qué estoy haciendo bien y qué estoy haciendo mal. Y también las inseguridad de decir: ¿realmente no me importa que piense en otras chicas , que le pongan cachondo o se tire o haga cosas con otras personas? Y realmente, ¿no debería importarme o sí? Que le pongan otras chicas no quiere decir que yo no le ponga.
Mi problema es saber qué quiero yo de todo esto. Poner en claro mis intenciones y mis deseos. Ordenar mis pensamientos para poder aclarar mis sentimientos.
En realidad si hiciese caso a mi intuición tendría todas las respuestas a mis preguntas sobre el Gato. Porque yo le conozco mucho en realidad. Entiendo cómo piensa y por qué hace las cosas. Solo que me empeño en no hacerle caso a esa parte de mi cabeza que me dice las cosas para así poder seguir creyéndome mis propias historias. Manteniéndome en una duda donde todo sigue siendo posible.
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