Existe un ser que habita en el aire.
El viento susurra sus palabras al pasar.
Es elfo de la noche,
con cuerpo de hombre, alma de viejo
y el corazón roto de un niño.
La oscuridad ha teñido su sangre
y siente el impulso de rasgarse las venas
para que salga su pena.
Si solo no le hiciera marear...
¿Dónde dejaste plantada
la semilla de un latido?
Debes regarla con sonrisas y lluvia,
con melodías y caricias de pluma.
Deja que florezca la flor y su fruto
y deja que la gente lo vea y lo cuide
y lo alabe y lo entienda y lo ame.
Deja que sea alimento
para las mentes y los corazones.
No lo guardes, no lo escondas
ni lo secuestres en la melancolía
de la soledad y el aislamiento.
No lo prives de la luz de las estrellas,
pues reflejaría su brillo y sería
lo más bello que he visto.
Eres el sol en las noches sin luna,
eres el canto en los días de lluvia,
eres el verso enganchado en mis pestañas
y el beso que escapa de mis labios al nombrarte.
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