Me rebelo contra la acción exigida,
contra la orden, contra la desestimación de mis deseos,
contra el trato infantil que me mereces
y que no merezco.
No desdeñes mi criterio por no acoplarse
a tu visión correcta de las cosas.
Tú misma, que disfrutas y aprendes
de la soledad y la libertad de estar sola,
no juzgues de inmaduro mi comportamiento
al yo pretender ejercer mi propia libertad.
No eres jueza absoluta de la realidad,
tu decir no es misa ni dogma,
no eres palabra de profeta.
Calla tus juicios, cierra esa mirada de escrutinio.
Veo con mis propios ojos, hablo con mi propia boca
y serán mis decisiones las que marquen mi camino.
Tú en tu extremo:
haciendo y no haciendo, comiendo y no comiendo,
diciendo, viviendo.
Sin tener que responder ante una autoridad mayor que tú misma y las consecuencias de tus actos.
Con la libertad de equivocarte por tu decisión y a tu costa.
Por qué tienes que venir a mi extremo
en el que yo estoy haciendo eso mismo
y pretender imponerte como esa autoridad mayor a mí.
¿No ves que soy reflejo de ti?
¿No ves que irrumpes en mi soledad como aborrecerías que hicieran en la tuya?
Ve esto,
óyelo, entiéndelo
y para de intentar invadir mi espacio de crecimiento.
Y quitarme peso,
y consciencia
y evolución.
domingo, 14 de abril de 2019
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