Mis pies están parados en la arena,
después de que el cansancio me ha vencido.
De rojo sangre el suelo está teñido
y el miedo está corriendo por mis venas.
Por último miro la plaza llena
y me desplomo sobre el flanco, herido,
cerrando ya los ojos al olvido,
buscando paz en la noche serena.
Y este es el momento en el que veo
la cruda realidad que a mí se torna,
pues ya solo dolor es lo que siento.
Y así esta alma sale de mi cuerpo
y el brillo de unos ojos sin mirada
de este toro que ahora yace muerto.
2013
2013